"... Oh gran bastardo, inocúlanos en el torrente sanguíneo, en la piel, en las encías, en el sexo, entre las uñas, en las córneas, en el semen o el flujo vaginal el virus de la cultura. Contágianos a todos o sólo a uno que lo expanda cuando nos toque o nos muerda o nos folle, hazlo gran bastardo, tú que eres el hijo de dios, que quitas el pecado del mundo, tú que todo lo ves envenénanos de cultura, la antigua o moderna, desde Sócrates a Luna, haznos dignos de esa puta enfermedad, divina lepra que nos arranque trozos de libro, cáncer de los cánceres, dolor y escozor y náuseas y vómitos y llagas y costras y heridas y pus. Haz que desaparezcan los apóstoles del miedo, reviéntalos con tus hermosas plagas, todas juntas o barriendo la ignorancia y la ignominia, haz que desaparezcan, gran bastardo, los primogénitos, esos que heredan y nos humillan siglo tras siglo, que nos arrodillan y nos martirizan, mándalos al infierno del gran satanás, no dejes nada de la serpiente, son ellos y sus imitadores, lo sabes, es su codicia la que agrieta nuestra piel y enferma nuestra saliva..."
lunes, 23 de marzo de 2015
martes, 15 de abril de 2014
Bajaba la persiana todos los días y con ella un telón viejo, ese dolor sobre el escenario de la vida. Polvo en la madera, reflejos, virutas de luz para esas tablas cien mil veces pisadas, que no dejan de ser un cuerpo magullado. Se escondía y no podía evitar las sombras de la rabia anclándose en las paredes. Duele respirar cuando la vida duele tanto o más que la muerte. Esa confusión en los costados, respiración clavando en el corazón astillas de huesos que se doblan sin partirse del todo. Es ese espectáculo, ese saberse único en la playa desierta ante la ola de un tsunami. Sabía que sólo quedaba rendirse o detenerse a celebrar la vida, parar el reloj y preguntarse qué regalo hacerle o hacerse para esquivar la terrible amargura. Y se dio cuenta de que eso mismo que mil veces había pensado y casi nunca había vivido, la vida, era la mejor forma de no olvidar, de enfrentarse a la maldita pena y a la mezquina y puta muerte.
martes, 24 de septiembre de 2013
ESCRITORES X CIUDAD JUÁREZ
MANIFIESTO DE LOS ESCRITORES POR CIUDAD JUÁREZ
28 DE SEPTIEMBRE 2013. Plaza de Cervantes, 19:00h.
El 6 de enero de 2011 asesinaron en Ciudad Juárez, a nuestra compañera, poeta y activista Susana Chavez. En su nombre y en el de todas las víctimas que se ha cobrado el crimen organizado, más de seis mil en Ciudad Juárez, y más de setenta mil en todo México, en apenas seis años, alzamos nuestras voces contra la violencia y contra el miedo, contra los asesinos y la impunidad, contra quienes pretenden doblegar nuestra fe en la vida y nuestros sueños de paz y libertad.
A su memoria y en defensa de la dignidad de nuestro pueblo, celebramos el 28 de septiembre el tercer encuentro “Escritores por Ciudad Juárez”, un acto que va más allá de la literatura y la creación artística, un encuentro que pretende mover conciencias y despertar la solidaridad de todos los pueblos y ciudadanos del mundo, que se quieran unir a esta manifestación contra el feminicidio, la violencia y la impunidad.
Desde la primera edición del encuentro, en septiembre de 2011, luchamos con la únicas armas que conocemos, las palabras, para denunciar los crímenes y el silencio cómplice de quienes los amparan, lo hacemos para recuperar los espacios públicos y la convivencia, para dar al mundo otro mensaje y otra imagen de Ciudad Juárez, que nada tiene que ver con los asesinatos de mujeres, ni con el narcotráfico. Queremos proclamar desde el dolor de esta hermosa tierra, en el corazón del desierto, nuestra fe en la fuerza de las palabras, nuestra capacidad para soñar y luchar por una sociedad libre y más justa, para decir al mundo que en medio de esta absurda e inútil guerra, los hombres y mujeres de Juárez, los niños, los jóvenes y ancianos, no se rinden ni se resignan al estigma del crimen.
Ciudad Juárez es hoy un icono universal en donde se reflejan cientos de ciudades y pueblos de todo el planeta, lugares donde sufren como nosotros el azote de la violencia, el crimen, la impunidad y la injusticia. Es así que cobra un significado mucho mayor este acto reivindicativo, uniendo a pueblos y personas de los cuatro continentes en un mismo clamor. Queremos ciudades donde trabajar, estudiar o divertirse no sea una actividad de alto riesgo, donde nadie tenga que migrar por miedo, donde se puedan construir proyectos y realidades que nos devuelvan el futuro que la violencia pretende secuestrar.
Desde los más remotos países y lugares del mundo, se nos han unido cientos de poetas y escritores, personas solidarias, anónimas y con nombre propio, con inquietudes y esperanzas, jóvenes y mayores, de todas las lenguas, razas y credos, para celebrar la vida y la memoria de quienes la perdieron y nunca olvidaremos. Hoy nuestras palabras cruzan todas las fronteras, resuenan por encima de cualquier balacera, y se escuchan donde no llegan los tiros ni alcanza el miedo, porque los sueños que llevan nuestros versos, esos no tienen miedo.
En Alcalá de Henares, es Matías Escalera Cordero el coordinador de esta lectura solidaria, en la que estarán presentes dieciséis escritores de la ciudad o vinculados con ella, la tarde del sábado 28 de septiembre de 2013, a partir de las 19:00h., en la Plaza de Cervantes.
Hacemos un llamamiento a todos para que nos acompañen en este acto de justicia y reparación simbólica.
Matías Escalera Cordero
Escritores por Ciudad Juárez
- See more at: http://www.archivodelafrontera.com/congresos-eventos/zapatos-rojos-de-elina-chauvet-iii-encuentro-de-escritores-por-ciudad-juarez-en-alcala-de-henares/#sthash.aDthKbwy.dpuf
jueves, 5 de septiembre de 2013
Aquellos maravillosos años
No recuerdo la fecha exacta, puede que fueran los últimos días de 2011 o los primeros de 2012, cuando recibí la llamada del periodista y amigo Rafael Aníbal. Me llamaba para decirme que iba a publicar un libro sobre la corrupción en España en los últimos diez años y para invitarme a participar escribiendo sobre la corrupción en Madrid. Le dije que sí y pensé en comprar paquetes y paquetes de folios. Rápidamente Rafa me bajó los pies al suelo: "no hay mucho presupuesto, quiero los casos más llamativos y pocas hojas" Al final se publicó en junio de 2012 un libro editado por Rafael Aníbal y la Editorial "Contintametienes" titulado " Aquellos maravillosos años" que habla de corrupción y despilfarro con seriedad, rigor periodístico, ironía y sentido del humor. Aquí os enlazo mi parte, que por desgracia sigue siendo actualidad. Ahora pienso que David Simon se hubiera ahorrado una pasta rodando en Madrid "The Wire" y que Madrid y Baltimore tienen motivos suficientes para hermanarse.
sábado, 17 de agosto de 2013
DESGUACE
Los domingos despertaban
con la voz de un hombre:
¡Chatarrero! ¡Chatarrero!
No sabía, entonces,
que hablaba de los huesos,
de la piel que se abandona,
no sabía nada
de ese augurio,
grito profético anunciando
que la vida se va
dejando un protector de dudas
y un vehículo para el desguace.
Óscar Santos Payán , Desguace, (Banderines del Zaguán , 2009)
con la voz de un hombre:
¡Chatarrero! ¡Chatarrero!
No sabía, entonces,
que hablaba de los huesos,
de la piel que se abandona,
no sabía nada
de ese augurio,
grito profético anunciando
que la vida se va
dejando un protector de dudas
y un vehículo para el desguace.
Óscar Santos Payán , Desguace, (Banderines del Zaguán , 2009)
viernes, 16 de agosto de 2013
La vie c,est une bonne idée
La vie... C,est une bonne idée
Siempre queda un viaje por hacer,
besarte en un espejo,
pasear bajo la lluvia sin paraguas,
esconderme con un libro en ningún sitio,
tomar una caña y un verano,
dormir despierto y no soñarme,
cazar un instante con los dedos,
leer un cuento a Paola,
fingir que soy quien soy,
dejar la sombra con resaca,
tragar un lunes descosido,
esperar un gol en el último segundo,
asaltar el banco del olvido.
Siempre queda algo por hacer:
Prender fuego a la miseria
y fumar sus cenizas.
La vida... Es una buena idea
Óscar Santos Payán , Infierno Sostenido (El Gaviero Ediciones, 2006)
Siempre queda un viaje por hacer,
besarte en un espejo,
pasear bajo la lluvia sin paraguas,
esconderme con un libro en ningún sitio,
tomar una caña y un verano,
dormir despierto y no soñarme,
cazar un instante con los dedos,
leer un cuento a Paola,
fingir que soy quien soy,
dejar la sombra con resaca,
tragar un lunes descosido,
esperar un gol en el último segundo,
asaltar el banco del olvido.
Siempre queda algo por hacer:
Prender fuego a la miseria
y fumar sus cenizas.
La vida... Es una buena idea
Óscar Santos Payán , Infierno Sostenido (El Gaviero Ediciones, 2006)
viernes, 24 de mayo de 2013
UNO DE LOS LUGARES MÁS TRISTES DEL MUNDO
Cuando tengo el corazón lleno de tierra me rozan las camisas, por eso no me gusta mi trabajo, por eso y porque mi trabajo es una zanja enorme llena de cadáveres que piensan que están vivos. Quizá yo estoy muerto también y mi paranoia es pensar que soy único en esta trinchera en descomposición. Mi trabajo consiste en convertir lo malo que sucede en una realidad mentirosa. Me explico, quitar un poco de tierra con una pala mientras un remolque descarga diez mil toneladas en el lugar que acabo de vaciar. Quisiera ir desnudo, así sería más fácil llegar a casa y ducharme, dormir limpio, aún sabiendo que al día siguiente volvería a inundarse mi corazón. Tener tierra en el corazón por eso se sobrelleva, lo peor es la tierra en la garganta, en los ojos, en los pulmones y el estómago, tierra en las venas y en el sexo por cosas que no dependen de mí. Esas sólo se alivian en presencia de personas vivas, estrellas que orbitan en mi apocalíptica galaxia. Por eso, alguna vez, cuando mi elipsis se desconfigura, mi cuerpo se llena con restos de asteroides, convirtiéndolo en uno de los lugares más desolado del mundo. Si no fuera por mis estrellas, este texto sólo sería el hall de mi tormenta.
jueves, 11 de abril de 2013
SANGRE, DOLOR Y MUERTE
Deben ser las seis horas diarias de radio, ese
Olimpo desde donde se divisa con suficiencia a los simples mortales. Es lo que
tiene el micrófono, altar y parapeto para poder decir lo que a uno le venga en
gana sin nadie que nos frene ¿Se imaginan que cada español tuviera un programa
de radio? No, es sólo para los elegidos, que en vez de informar escupen
discursos y soflamas para enaltecer a quien les paga. En muchos casos esa
actitud les lleva a la arrogancia y chulería, que acaba convirtiéndose en
tontuna rancia, a estar por encima del bien y del mal, a dictar sentencias. Eso
es lo que le ha pasado al sevillano radiofónico Carlos Herrera. Se le han
subido a la cabeza las faenas, siendo un tipo mediocre y no habiendo cortado ni
una sola oreja en su engominada vida.
Y todo esto viene a colación de un pregón, a su
medida, que el señorito andaluz dio en el teatro Lope de Vega de Sevilla, para
la apertura de la feria taurina, y que al parecer le confía, desconozco si
todos los años, la Real Maestranza. En este pregón, el matador de las ondas debió
sentirse tan a gusto, jaleado y crecido, defendiendo el “noble” arte de la
Tauromaquia, que decidió faltar el respeto e insultar a todos aquellos que no
lo defienden y que están en contra de su postura. Eso sí, sin enemigo presente,
un gesto muy torero. Y fueron insultos gruesos que no voy repetir aquí pero que
pueden leer en el diariodesevilla.es. Qué culto e inteligente el afamado
periodista, el insulto como defensa.
Mire don Carlos, yo nací en Salamanca, por suerte
o por desgracia. Tierra de toros y encinas. Viví muy de cerca el mundo del
toro, de hecho mi abuelo fue presidente, muchos años, de la peña de Santiago
Martín “El Viti” y amigo íntimo de éste. Por cierto, mi abuelo dijo siempre que
su Curro Romero no le llegaba ni a la suela de la manoletina a Su Majestad (No
se me enfade, son cosas de Castilla) Viví capeas y becerradas, naturales y verónicas,
y también me cegaba el brillo de la luz del sol jugueteando con los alamares.
Viví ese campo y esa belleza de la que hablan. Y fui creciendo, creciendo don
Carlos. Dándome cuenta de que tenía sentimientos contradictorios, porque donde me
parecía ver belleza empezaba a ver dolor, crueldad y muerte. Dolor, crueldad y
muerte. Lo repito en el texto no como juego literario, es para explicarme bien
y que usted lo entienda. Sé que el debate es más profundo por muchos motivos,
pero cualquier persona sensible y con sentido común no estaría nunca de su
parte. Habrá que esperar a que la mayoría decida, esas son las reglas, aunque venimos
de donde venimos y a muchos se les ha quedado el tufo de esa España tan gris,
rancia, católica y taurina, que por cierto, este gobierno parece recuperar a
marchas forzadas.
Donde ustedes ven belleza y arte ancestral hay
sangre, dolor y muerte. Y si para que haya belleza hace falta ser cruel que se muera
su belleza.
En fin, siga usted siendo tan altivo, arrogante y
maleducado, es una combinación perfecta para la educación de los niños.
martes, 9 de abril de 2013
MUERTOS o MUERTES DE RISA
Una hora antes de la apertura y ya estaba en su puesto de trabajo esperando el primer cliente, como había hecho en los últimos diez años. La corbata ajustada con un nudo perfecto y las gafas limpias, con más luz que la mañana. Sus compañeros tardarían en llegar. Los últimos días había notado que su jefe estaba muy receptivo, incluso había llegado a sonreír después de un inteligente comentario suyo. No estaba nervioso. Era un clamor popular, silencioso, eso sí, lo de su ascenso. Sesenta euros más al mes y la posibilidad de detenerse en el pasillo y observar, por encima de los muebles, el baile de plumeros. En el mismo instante que la puerta se abría, resbalando por un carril imaginario, su jefe se acercó y le susurró algo al oído. Entonces salió a la calle, respiró hondo, se encendió un cigarrillo y sonrió. Comenzó a caminar y a reírse, luego más fuerte, sin parar, a carcajada limpia, hasta que llegó a la puerta de la oficina de empleo.
viernes, 15 de febrero de 2013
Mientras colocaba, apretando sin misericordia el lomo de "La sombra del viento", una señora del barrio, de unos trescientos años, que llevaba abrigo de piel con pegatina de la cruz roja me preguntó.
- No nos queda, señora.
- ¿Ninguno?
"No quedan significa que no hay nada, cero. ¿Qué es lo que no ha entendido, señora mayor e imbécil?"
- No, ninguno, pero lo están reeditando, no se preocupe, estará en un par de semanas.
- ¿Entonces no queda ninguno?
"No, pero yo se lo escribo en un momento, y le hago las pastas con cartón duro de embalar y si quiere se lo envuelvo para regalo"
- Ya le he dicho que no.
- ¿Y no podría mirar en el almacén?
"¿Por qué da por hecho que hay un almacén? ¿Por qué? ¿Es que no se fía de mí? ¿Qué quiere? ¿Quiere que baje a sabiendas de que no hay y después de un rato suba sudando y con un corte en la mano por los filos de las estanterías de chapa? No, señora. No queda ni un puto libro de esa tal Samanta, y si lo hubiera lo escondería o me lo metería por el culo antes de que usted se lo lleve a su asquerosa casa"
- En el almacén tampoco quedan.
- Pues que pena. Es que conozco mucho a sus padres bueno y a sus suegros y quería regalárselo a una amiga que hoy cumple años y hemos quedado para comer en El Barril ya sabe picar un poco unas ostras unas gambas y mi hijo es médico en el Ramón y Cajal y mi nuera tiene una empresa de ordenadores y cistitis por eso hoy no puede recoger a los niños y mi marido se murió sin conocer a sus nietos y llevo toda la vida comprando libros aquí y el padre del dueño era íntimo amigo de mi marido que se murió sin querer el pobre y estaba sano como un roble pero el corazón ya sabe no tendrá "las brasas de Ángela" o algo así.
- No me suena, quizá "Las cenizas de Ángela"
- Pues eso, lo que le había dicho.
- Pase por aquí, señora.
- Lo voy a pagar en efectivo ¿cuánto es?
- Ahora se lo digo.
- Dígame cuánto es.
- Ahora se lo digo.
- Dígame duánto es, si hace el favor.
"Padre nuestro que estás en lo cielos..."
La casualidad es como la naturaleza, obra sin maestros. Pocos días después, Samanta, la autora del libro que buscaba la momia y que era mi vecina, por una casualidad tan grande como el impacto de un meteorito en el centro de Badajoz, se presentó en la tienda.
- Hey, hola ¿trabajas aquí? "No, estoy comprando también con este traje corporativo y una chapa con mi nombre"Me puse rojo, o no, e intenté hacerme pequeño torciendo mucho los pies para meterme en el libro que tenía en las manos, aunque desheché la idea para no acabar tiroteado, en una calle de Portlan, por el detective Parker- No lo sabía, de hecho compro mucho aquí, qué bien ¿no?
"Qué bien ¿no? ¿Qué significa? ¿Bien para ti, para mí?"
- Así es, aquí trabajo, pero no te había visto nunca.
- Debe ser que no estás cuando he venido o estabas en el almacén.
Otra vez el puto almacén ¿pero quién lo va contando por ahí?
- Puede que hayas venido y estuviera librando o que pillara el otro turno.
- Claro, debe ser eso. Bueno, siempre me atienden muy bien, pero sabiendo que estás tú.
- Pues a partir de ahora ya sabes, aquí me tienes. ¿Y qué necesitas?
Mientras hablaba tocaba todos los libros de la estantería.
- Estaba buscando "Poeta en Nueva York"de Lorca y "Cuaderno de Nueva York" de José Hierro.
- ¡Qué buena elección! - Dije sonriendo
- ¿Los cocnoces?- La pregunta me ofendió tanto que al mirarla se me apareció Rita Barberá en bikini y tuve tres o cuatro arcadas. Antes de que pudiera contestar se dio cuenda de su metedura de pata- Quería decir que es una sorpresa porque no hay mucha gente que los conozca.
- Sí, claro, no te preocupes, es lo que tiene trabajar en una librería y que te guste la lectura. Además son dos de mis libros preferidos.
- ¿De verdad? ¿Te gusta la poesía? - Preguntó con la voz muy bajita y acercándose mucho.
- Sí, me gusta
- ¿Pero lo que más lo que más?
Seguía acercándose así que pensé que si le decía varias veces lo que más lo que más me besaría.
- Pues sí, lo que más.
- ¡Qué bien!- dijo apartándose de repente - A tomar por culo, pensé- ¿Y de los dos con cuál te quedas?
- Con Lorca, sin desmerecer a Hierro.
- Yo también- acto seguido comenzó a declamar- La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y ...- Puse la palma de mi mano cerca de su boca y dije:
- Un huracán de negras palomas que chapotean las aguas podridas.
Noté una luz en sus ojos. Estaba sorprendida. Yo noté un escalofrío en mi cuerpo, como si alguien me hubiese recorrido la columna vertebral con un rayador de queso.
- Es difícil dar con alguien así- Dije
- Lo mismo digo.
- Por cierto, leí tu libro de poemas.
- Ahora me vas a ruborizar, déjalo.
Falsedad. Los poetas necesitan que alguien les regale los oídos a todas horas.
- No, no, de verdad, me gustó mucho- Al terminar de decirlo sentí que caía por un tobogán a un mar donde flotaban todas las mentiras del mundo.
- ¿En serio?
- Pues claro.
- ¿No lo dices por cumplir?
- No tengo ninguna necesidad.
- Es que yo no estoy muy contenta.
- Imagino que uno nunca termina de estar a gusto con lo que escribe. Pero en tu caso es verdad, es una poesía muy fresca, un canto al yo, un laberinto de espejos.
- No sigas porque me parece exagerado.
- Pues no lo es. La novela no la he empezado.
- ¿Tienes mis dos libros?
- Sí.
- Pero bueno...
- Me los recomendó un amigo- Ahora me ahogaba en el embuste.
- Me dejas de piedra y acalorada- Miró su reloj - Qué tarde es. Me llevo los dos libros.
Al terminar de pagar me tendió la mano.
- Espero verte la próxima vez que venga.
- O en el portal abriéndote la puerta, muchas gracias.
- Ciao
- Ciao - Contesté, mientras se alejaba y me llevaba la mano a la nariz para esnifar "Escale à Portofino de Dior"
- No nos queda, señora.
- ¿Ninguno?
"No quedan significa que no hay nada, cero. ¿Qué es lo que no ha entendido, señora mayor e imbécil?"
- No, ninguno, pero lo están reeditando, no se preocupe, estará en un par de semanas.
- ¿Entonces no queda ninguno?
"No, pero yo se lo escribo en un momento, y le hago las pastas con cartón duro de embalar y si quiere se lo envuelvo para regalo"
- Ya le he dicho que no.
- ¿Y no podría mirar en el almacén?
"¿Por qué da por hecho que hay un almacén? ¿Por qué? ¿Es que no se fía de mí? ¿Qué quiere? ¿Quiere que baje a sabiendas de que no hay y después de un rato suba sudando y con un corte en la mano por los filos de las estanterías de chapa? No, señora. No queda ni un puto libro de esa tal Samanta, y si lo hubiera lo escondería o me lo metería por el culo antes de que usted se lo lleve a su asquerosa casa"
- En el almacén tampoco quedan.
- Pues que pena. Es que conozco mucho a sus padres bueno y a sus suegros y quería regalárselo a una amiga que hoy cumple años y hemos quedado para comer en El Barril ya sabe picar un poco unas ostras unas gambas y mi hijo es médico en el Ramón y Cajal y mi nuera tiene una empresa de ordenadores y cistitis por eso hoy no puede recoger a los niños y mi marido se murió sin conocer a sus nietos y llevo toda la vida comprando libros aquí y el padre del dueño era íntimo amigo de mi marido que se murió sin querer el pobre y estaba sano como un roble pero el corazón ya sabe no tendrá "las brasas de Ángela" o algo así.
- No me suena, quizá "Las cenizas de Ángela"
- Pues eso, lo que le había dicho.
- Pase por aquí, señora.
- Lo voy a pagar en efectivo ¿cuánto es?
- Ahora se lo digo.
- Dígame cuánto es.
- Ahora se lo digo.
- Dígame duánto es, si hace el favor.
"Padre nuestro que estás en lo cielos..."
La casualidad es como la naturaleza, obra sin maestros. Pocos días después, Samanta, la autora del libro que buscaba la momia y que era mi vecina, por una casualidad tan grande como el impacto de un meteorito en el centro de Badajoz, se presentó en la tienda.
- Hey, hola ¿trabajas aquí? "No, estoy comprando también con este traje corporativo y una chapa con mi nombre"Me puse rojo, o no, e intenté hacerme pequeño torciendo mucho los pies para meterme en el libro que tenía en las manos, aunque desheché la idea para no acabar tiroteado, en una calle de Portlan, por el detective Parker- No lo sabía, de hecho compro mucho aquí, qué bien ¿no?
"Qué bien ¿no? ¿Qué significa? ¿Bien para ti, para mí?"
- Así es, aquí trabajo, pero no te había visto nunca.
- Debe ser que no estás cuando he venido o estabas en el almacén.
Otra vez el puto almacén ¿pero quién lo va contando por ahí?
- Puede que hayas venido y estuviera librando o que pillara el otro turno.
- Claro, debe ser eso. Bueno, siempre me atienden muy bien, pero sabiendo que estás tú.
- Pues a partir de ahora ya sabes, aquí me tienes. ¿Y qué necesitas?
Mientras hablaba tocaba todos los libros de la estantería.
- Estaba buscando "Poeta en Nueva York"de Lorca y "Cuaderno de Nueva York" de José Hierro.
- ¡Qué buena elección! - Dije sonriendo
- ¿Los cocnoces?- La pregunta me ofendió tanto que al mirarla se me apareció Rita Barberá en bikini y tuve tres o cuatro arcadas. Antes de que pudiera contestar se dio cuenda de su metedura de pata- Quería decir que es una sorpresa porque no hay mucha gente que los conozca.
- Sí, claro, no te preocupes, es lo que tiene trabajar en una librería y que te guste la lectura. Además son dos de mis libros preferidos.
- ¿De verdad? ¿Te gusta la poesía? - Preguntó con la voz muy bajita y acercándose mucho.
- Sí, me gusta
- ¿Pero lo que más lo que más?
Seguía acercándose así que pensé que si le decía varias veces lo que más lo que más me besaría.
- Pues sí, lo que más.
- ¡Qué bien!- dijo apartándose de repente - A tomar por culo, pensé- ¿Y de los dos con cuál te quedas?
- Con Lorca, sin desmerecer a Hierro.
- Yo también- acto seguido comenzó a declamar- La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y ...- Puse la palma de mi mano cerca de su boca y dije:
- Un huracán de negras palomas que chapotean las aguas podridas.
Noté una luz en sus ojos. Estaba sorprendida. Yo noté un escalofrío en mi cuerpo, como si alguien me hubiese recorrido la columna vertebral con un rayador de queso.
- Es difícil dar con alguien así- Dije
- Lo mismo digo.
- Por cierto, leí tu libro de poemas.
- Ahora me vas a ruborizar, déjalo.
Falsedad. Los poetas necesitan que alguien les regale los oídos a todas horas.
- No, no, de verdad, me gustó mucho- Al terminar de decirlo sentí que caía por un tobogán a un mar donde flotaban todas las mentiras del mundo.
- ¿En serio?
- Pues claro.
- ¿No lo dices por cumplir?
- No tengo ninguna necesidad.
- Es que yo no estoy muy contenta.
- Imagino que uno nunca termina de estar a gusto con lo que escribe. Pero en tu caso es verdad, es una poesía muy fresca, un canto al yo, un laberinto de espejos.
- No sigas porque me parece exagerado.
- Pues no lo es. La novela no la he empezado.
- ¿Tienes mis dos libros?
- Sí.
- Pero bueno...
- Me los recomendó un amigo- Ahora me ahogaba en el embuste.
- Me dejas de piedra y acalorada- Miró su reloj - Qué tarde es. Me llevo los dos libros.
Al terminar de pagar me tendió la mano.
- Espero verte la próxima vez que venga.
- O en el portal abriéndote la puerta, muchas gracias.
- Ciao
- Ciao - Contesté, mientras se alejaba y me llevaba la mano a la nariz para esnifar "Escale à Portofino de Dior"
Suscribirse a:
Entradas (Atom)