II
Al abrir los ojos, llameantes y
apasionados, sólo vi el horror de
mi covacha, y en mi alma sentí
como herían las penas malditas;
un reloj con acento fúnebre
daba el mediodía, cruelmente;
y en triste mundo entumecido
del cielo vertía sus tinieblas.
Charles Baudelaire ( Las flores del mal)
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