lunes, 12 de marzo de 2012

Extracto de esta locura dedicado a M. Delibes

Cuando se acaba el otoño entro en barrena. El otoño es la estación más femenina. Si intento buscar palabras que rimen las primeras que me vienen a la cabeza son coño y moño, dos vocablos masculinos en dos voces nada masculinas. Otro de mis libros preferidos lo compré un día entre el verano y el invierno de no sé qué año. Puede que yo tuviera doce. Lo había encargado el profesor de lengua al que apodábamos el cara rajá. Lo del apodo le venía porque a su familia en el pueblo los llamaban los cara rajás. Se lo pusieron otros vecinos que hacían llamarse los rajás porque vivían de puta madre. ¿Por qué le pusieron los cara rajás a sus convecinos? Vaya usted a saber. Nunca se lo preguntamos. ¿tenía la cara rajá? No, ¿entonces? Pues a mear a la vía, que era lo que decía el cara rajá cuando ibas a pedirle permiso para mear. Sólo dejaba ir a tres en la hora de clase y a mí siempre me entraban ganas cuando ya habían ido los tres. Así que un día no pude aguantar y me lo hice encima. ¿Se rieron de mí? Sí ¿Yo me cagué en la puta madre de todos? También. Las ratas de Miguel Delibes, todavía lo tengo, amarillo como el pis de mis pantalones. Me encantó y así empezó mi pasión por los libros. Así decidí que quería ser escritor. Así decidí no seguir estudiando y así decidieron que me pusiera a trabajar. ¿Dónde? En una librería. Pues no, fue vendiendo seguros a puerta fría, que era un término que desconocía hasta que una señora gorda, como un disgusto fuerte, me pilló los dedos con la puerta de su casa. Como no pude gritar, porque el dolor me había cercenado de cuajo las meninges, la puerta se volvió abrir cuando el cerdo de su hijo fue a bajar la basura, media hora después. Bajamos en el mismo ascensor y juro por que se muera otra vez Roberto que me dieron ganas de acuchillarlo con mi Pilot un millón de veces y después descuartizarlo y entregárselo a su puta madre en sobres pequeños durante un año. No lo hice. Aunque durante un mes estuve planeando su muerte y dibujando secuencias en un cuaderno de anillas.

4 comentarios:

Marisa dijo...

Óscar:
Estoy pasando unos días en Cataratas del Mar, ese pueblo sin agua. Me está gustando la estancia.
Un saludo.

Óscar Santos Payán dijo...

Me alegra saber que estás allí, espero que lo disfrutes. Un abrazo.

grande dijo...

grAnD3!!!

Daniela V. dijo...

Se lo que se siente cuando alguien te chanca los desos con la puerta,es un dolor tan intenso que el dedo te queda latiendo por dias,espero que a ti te haya pasado ràpido.Optimo post.Daniela V.