jueves, 24 de noviembre de 2011

Ya lo digo un poco más abajo, está en obras

Me ha dao por ahí. Como nunca escribo dejo pegado un trozo de una especie de historia que estoy escribiendo de un tipo extraño que en este pasaje busca un pub llamado la perla negra. Novela es mucho decir pero yo a lo mío como el Zafón ese, que adelanta trozos y los lees en el metro, en la patilla de las gafas de una señora en la farmacia o en el papel higiénico de una cafetería con pedigrí. No hay obligación.

TiTuLo (En obras)


Salí a la calle y entré en el primer bar que encontré. Pedí una cerveza y una tapa que consistía en una corteza hueca y gigante rellana de ensaladilla rusa. Me gustó y pedí tres cervezas más con la misma tapa. El camarero me miró extrañado y para no parecer imbécil le dije que hacía años que no comía ensaladilla, que había estado estudiando diez años en un pueblo a las afueras de Reikiavik, la capital más septentrional del mundo, y que sólo había comido pescado, marisco y escrotos de carnero marinado. Como no había muchos clientes el camarero seguía allí clavado escuchándome y como yo estaba más solo que la una, menudo dicho más gilipollas, continué hablando. Le dije que había bebido mucho brennivín que era una bebida alcohólica que los islandeses elaboraban con la pulpa de la patata fermentada. Un hilillo de sangre asomó por el agujero derecho de la nariz del camarero así que me detuve. Pregunté cuánto debía, pagué y me marché. Las cervezas me habían sentado de miedo y me encontraba bien. Pensé en escribir un cuento esa misma noche con la anécdota del bar y mientras caminaba en dirección a ningún lugar imaginé un buen título. En la calle había un montón de gente. Paseé un buen rato. Vi las dos catedrales por fuera, claro, y la fachada estrecha y recargada de la Universidad, donde me detuve a observar como unas veinte personas torcían su cuello para descubrir la rana de la calavera. Casi todo eran parejas de excursionistas. Me sentí solo y quise dejar de respirar hasta que una joven con pinta de inocencia interrumpida me dijo algo en inglés que por supuesto no entendí. Entonces se acercó su amiga que chapurreaba algo de castellano y me pidió fuego. Aquellas dos chicas me habían salvado la vida sin saberlo. Me dio las gracias y yo les dije que las amaría eternamente, entonces me sonrieron y se perdieron por una calle estrecha. Miré la rana y pregunté a un hombre que daba indicaciones a todo el mundo si podía decirme dónde estaba la Perla Negra. Me miró y me dijo que el sólo sabía dónde estaba la rana que una perla negra entre aquellas majestuosas piedras era difícil de ver y que lo mejor que podía hacer era comprarme una guía y así no le tocaba más los cojones a nadie... ( Continuará... o no)

5 comentarios:

samsa777 dijo...

¡Que siga, que siga, claro que sí!

Tefênet dijo...

¡¡Yo también voto por el SÍÍÍ!!

cessione del quinto dijo...

Me quedo con il SI, aunque llegue tarde y espero que sigas adelante. Vuelve pronto.
Sara M.

Marisa dijo...

sí, sí yo también pienso que sería una decisión lamentable que no continuaras.

Óscar Santos Payán dijo...

Gracias a todos, entonces continuará